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Índice de la biblioteca

Luis Hernández - Mercurio o el tiempo que fue (y otros poemas)

Kenneth Patchen - Poemas

E. A. Westphalen - Belleza de una espada clavada en la lengua

La tortuga ecuestre

César Moro

Poemario escrito en México en 1938-39. Fue publicado
póstumamente por Ediciones Trigondine (Lima, 1957).
Extraído de "Obra Poética I" (I.N.C., Lima, 1980).
César Moro nació en 1903 y murió en 1956, en Lima.

 

 

 

 

 

 

 

 

Les tenebres vertes dans les soirs humides de la belle saison.
Charles Baudelaire

 

 

VISIÓN DE PIANOS APOLILLADOS CAYENDO EN RUINAS

 

El incesto representado por un señor de levita
Recibe las felicitaciones del viento caliente del incesto
Una rosa fatigada soporta un cadáver de pájaro
Pájaro de plomo dónde tienes el cesto del canto
Y las provisiones para tu cría de serpientes de reloj
Cuando acabes de estar muerto serás una brújula borracha
Un cabestro sobre el lecho esperando un caballero moribundo de las islas del
Pacífico que navega en una tortuga musical divina y cretina
Serás un mausoleo a las víctimas de la peste o un equilibrio pasajero entre dos
trenes que chocan
Mientras la plaza se llena de humo y de paja y llueve algodón arroz agua
cebolla y vestigios de alta arqueología
Una sartén dorada con un retrato de mi madre
Un banco de césped con tres estatuas de carbón
Ocho cuartillas de papel manuscritas en alemán
Algunos días de la semana en cartón con la nariz azul
Pelos de barba de diferentes presidentes de la república del Perú
clavándose
como flechas de piedra en la calzada y produciendo un patriotismo
violento en los enfermos de la vejiga
Serás un volcán minúsculo más bello que tres perros sedientos
haciéndose
reverencias y recomendaciones sobre la manera de hacer crecer el
trigo en pianos fuera de uso

 

 

 

 

EL OLOR Y LA MIRADA

 

El olor fino solitario de tus axilas
Un hacinamiento de coronas de paja y heno fresco cortado con
dedos y
asfódelos y piel fresca y galopes lejanos como perlas
Tu olor de cabellera bajo el agua azul con peces negros y estre
llas de mar
y estrellas de cielo bajo la nieve incalculable de tu mirada
Tu mirada de holoturia de ballena de pedernal de lluvia de diarios
de suicidas
húmedos los ojos de tu mirada de pie de madrépora
Esponja diurna a medida que el mar escupe ballenas enfermas
y cada escalera
rechaza a su viandante como la bestia apestada que puebla los sueños
del viajero
Y golpes centelleantes sobre las sienes y la ola que borra las cen
tellas para
dejar sobre el tapiz la eterna cuestión de tu mirada de objeto muerto
tu mirada podrida de flor

 

 

 

 

UN CAMINO DE TIERRA EN MEDIO DE LA TIERRA

 

Las ramas de luz atónita poblando innumerables veces el área de tu frente
asaltada por olas
Asfaltada de lumbre tejida de pelo tierno y de huellas leves de fósiles de
plantas delicadas
Ignorada del mundo bañando tus ojos y el rostro de lava verde
¡Quién vive! Apenas dormido vuelvo de más lejos a tu encuentro de tinieblas
a paso de chacal mostrándote caracoles de espuma de cerveza y
probables edificaciones de nácar enfangado
Vivir bajo las algas
El sueño en la tormenta sirenas corno relámpagos el alba incierta un camino
de tierra en medio de la tierra y nubes de tierra y tu frente se levanta
como un castillo de nieve y apaga el alba y el día se enciende y vuelve
la noche y fasces de tu pelo se interponen y azotan el rostro helado
de la noche
Para sembrar el mar de luces moribundas
Y que las plantas carnívoras no falten de alimento
Y crezcan ojos en las playas
Y las selvas despeinadas giman como gaviotas

 

 

 

 

A VISTA PERDIDA

 

No renunciaré jamás al lujo insolente al desenfreno suntuoso de pelos como
fasces finísimas colgadas de cuerdas y de sables
Los paisajes de la saliva inmensa y con pequeños cañones de plumafuentes
El tornasol violento de la saliva
La palabra designando el objeto propuesto por su contrario
El árbol como una lamparilla mínima
La pérdida de las facultades y la adquisición de la demencia
El lenguaje afásico y sus perspectivas embriagadoras
La logoclonia el tic la rabia el bostezo interminable
La estereotipia el pensamiento prolijo
El estupor
El estupor de cuentas de cristal
El estupor de vaho de cristal de ramas de coral de bronquios y de
plumas
El estupor submarino y terso resbalando perlas de fuego impermeable a la risa
como un plumaje de ánade delante de los ojos
El estupor inclinado a la izquierda flameante a la derecha de columnas de
trapo y de humo en el centro detrás de una escalera vertical sobre
un columpio
Bocas de dientes de azúcar y lenguas de petróleo renacientes y moribundas
descuelgan coronas sobre senos opulentos bañados de miel y de
racimos ácidos y variables de saliva
El estupor de estrellas gallinas limpias labradas en roca y tierra tierra firme
mide la tierra del largo de los ojos
El estupor joven paria de altura afortunada
El estupor mujeres dormidas sobre colchones de cáscaras de fruta coronadas
de cadenas finas desnudas
El estupor los trenes de la víspera recogiendo los ojos dispersos en las
praderas cuando el tren vuela y el silencio no puede seguir al tren que
tiembla
El estupor como ganzúa derribando puertas mentales desvencijando la mirada
de agua y la mirada que se pierde en lo umbrío de la madera seca
Tritones velludos resguardan una camisa de mujer que duerme desnuda
en el bosque y transita la pradera limitada por procesos mentales no
bien definidos sobrellevando interrogatorios y respuestas de las piedras
desatadas y feroces teniendo en cuenta el último caballo muerto al
nacer el alba de las ropas íntimas de mi abuela y gruñir mi abuelo de
cara a la pared
El estupor las sillas vuelan al encuentro de un tonel vacío cubierto de yedra
pobre vecina del altillo volador pidiendo el encaje y el desagüe para los
lirios de manteleta primaria mientras una mujer violenta se remanga las
faldas y enseña la imagen de la Virgen acompañada de cerdos
coronados con triple corona y moños bicolores
La medianoche se afeita el hombro izquierdo sobre el hombro derecho crece el
pasto pestilente y rico en aglomeraciones de minúsculos carneros
vaticinadores y de vitaminas pintadas de árboles de fresca sombrilla
con caireles y rulos
Los miosotis y otros pesados geranios escupen su miseria
El grandioso crepúsculo boreal del pensamiento esquizofrénico
La sublime interpretación delirante de la realidad
No renunciaré jamás el lujo primordial de tus caídas vertiginosas
oh locura de diamante

 

 

 

 

EL MUNDO ILUSTRADO

 

Igual que tu ventana que no existe
Como una sombra de mano en un instrumento fantasma
Igual que las venas y el recorrido intenso de tu sangre
Con la misma igualdad con la continuidad preciosa que me ase
gura idelamente
tu existencia
A una distancia
A la distancia
A pesar de la distancia
Con tu frente y tu rostro
Y toda tu presencia sin cerrar los ojos
Y el paisaje que brota de tu presencia cuando la ciudad no era
no podía ser
sino el reflejo inútil de tu presencia de hecatombe
Para mejor mojar las plumas de las aves
Cae esta lluvia de muy alto
Y me encierra dentro de ti a mí solo
Dentro y lejos de ti
Como un camino que se pierde en otro continente

 

 

 

 

OH FUROR EL ALBA SE DESPRENDE DE TUS LABIOS

 

Vuelves en la nube y el aliento
Sobre la ciudad dormida
Golpeas a mi ventana sobre el mar
A mi ventana sobre el sol y la luna
A mi ventana de nubes
A mi ventana de senos sobre frutos ácidos
Ventana de espuma y sombra
Ventana de oleaje
Sobre altas mareas vuelven los peñascos en delirio y la alucinación precisa de
tu frente
Sobre altas mareas tu frente y más lejos tu frente y la luna es tu frente y un
barco sobre el mar y las adorables tortugas como soles poblando el
mar y las algas nómadas y las que fijas soportan el oleaje y el galope
de nubes persecutorias el ruido de las conchas las lágrimas eternas de
los cocodrilos el paso de las ballenas la creciente del Nilo el polvo
faraónico la acumulación de datos para calcular la velocidad del
crecimiento de las uñas en los tigres jóvenes la preñez de la hembra
del tigre el retozo del albor de los aligatores el veneno en copa de
plata las primeras huellas humanas sobre el mundo tu rostro tu rostro
tu rostro
Vuelven como el caparazón divino de la tortuga difunta envuelto
en luz de
nieve
El humo vuelve y se acumula para crear representaciones tangi
bles de tu
presencia sin retorno
El pelo azota el pelo vuelve no se mueve el pelo golpea sobre un
tambor
finísimo de algas sobre un tambor de ráfaga de viento
Bajo el cielo inerme venciendo su distancia golpeas sin sonido
La fatalidad crece y escupe fuego y lava y sombra y humo de
panoplias y
espadas para impedir tu paso
Cierro los ojos y tu imagen y semejanza son el mundo
La noche se acuesta al lado mío y empieza el diálogo al que asistes
como una
lámpara votiva sin un murmullo parpadeando y abrasándome con una
luz tristísima de olvido y de casa vacía bajo la tempestad nocturna
El día se levanta en vano
Yo pertenezco a la sombra y envuelto en sombra yazgo sobre un
lecho de
lumbre

 

 

 

 

EL HUMO SE DISIPA

 

Tu aliento es como la mejor mañana fresca de olor de aves y de mar
un velamen cruza veloz la foresta interdicta de tu aliento donde los pájaros
se columpian picoteando estrellas mientras un galope tendido de gacelas
transtorna las flores y las convierte en piedras de luna y el silencio recorre la
escala de tu aliento de fuente y de montaña nevada
Frente a frente tu aliento el soplo aterrador de la primavera en los
bosques de nieve eterna iniciando el desfile de los témpanos coronados de
osos polares flameantes
Tu aliento certero en medio del corazón una piedra que cae en el
estanque dormido y levanta géiseres de estrellas enloque0cidas que buscan su
origen en tu boca
Tu aliento es un despeñadero en el que caen árboles enteros y el ruido
se tapiza y las frutas maduran y todo se volatiliza en una caída sin término
La mañana perfila los cendales de tu aliento y la tormenta tiene olor de
tu saliva y tu saliva es el cráter de donde vuelan los peñascos enfurecidos
portadores de mensajes ilegibles
Tu aliento de meteorito disparado desde el cielo cayendo en un bosque
ardiente chamuscando leopardos y provocando el alarido de los elementos
Tu aliento es humareda de ignición de poemas obscenos tu aliento
precipitándose a mansalva sobre campos inmensos bajo la luna
Tu aliento en la mañana la nostalgia de la noche fulgurante de rayos
que bordan en el cielo las cataratas de tu aliento

 

 

 

 

VIENES EN LA NOCHE CON EL HUMO FABULOSO DE TU CABELLERA

 

Apareces
La vida es cierta
El olor de la lluvia es cierto
La lluvia te hace nacer
Y golpear a mi puerta
Oh árbol
Y la ciudad el rnar que navegaste
Y la noche se abren a tu paso
Y el corazón vuelve de lejos a asomarse
Hasta llegar a tu frente
Y verte como la magia resplandeciente
Montaña de oro o de nieve
Con el humo fabuloso de tu cabellera
Con las bestias nocturnas en los ojos
Y tu cuerpo de rescoldo
Con la noche que riegas a pedazos
Con los bloques de noche que caen de tus manos
Con el silencio que prende a tu llegada
Con el trastorno y el oleaje
Con el vaivén de las casas
Y el oscilar de luces y la sombra más dura
Y tus palabras de avenida fluvial
Ten pronto llegas y te fuiste
Y quieres poner a flote mi vida
Y sólo preparas mi muerte
Y la muerte de esperar
Y el morir de verte lejos
Y los silencios y el esperar el tiempo
Para vivir cuando llegas
Y me rodeas de sombra
Y me haces luminoso
Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estar
Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de
tu ser
Estrella desprendiéndose en el apocalipsis
Entre bramidos de tigres y lágrimas
De gozo y gemir eterno y eterno
Solazarse en el aire rarificado
En que quiero aprisionarte
Y rodar por la pendiente de tu cuerpo
Hasta tus pies centelleantes
hasta tus pies de constelaciones gemelas
En la noche terrestre
Que te sigue encadenada y muda
Enredadera de tu sangre
Sosteniendo la flor de tu cabeza de cristal moreno
Acuario encerrando planetas y caudas
Y la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el
equilibrio de los
mares
Y tu cerebro de materia luminosa
Y mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar
Y te envuelve
Y que tus pies transitan
Abriendo huellas indelebles
Donde puede leerse la historia del mundo
Y el porvenir del universo
Y ese ligarse luminoso de mi vida
A tu existencia

 

 

 

 

BATALLA AL BORDE DE UNA CATARATA

 

Tener entre las manos largamente una sombra
De cara al sol
Tu recuerdo me persiga o me arrastre sin remedio
Sin salida sin freno sin refugio sin habla sin aire
El tiempo se transforma en casa de abandono
En cortes longitudinales de árboles donde tu imagen se disuelve en humo
El sabor más amargo que la historia del hombre conozca
El mortecino fulgor y la sombra
El abrirse y cerrarse de puertas que conducen al dominio encantado de tu
nombre
Donde todo perece
Un inmenso campo baldío de hierbas y de pedruscos interpretables
Una mano sobre una cabeza decapitada
Los pies
Tu frente
Tu espalda de diluvio
Tu vientre de aluvión un muslo de centellas
Una piedra que gira otra que se levanta y duerme en pie
Un caballo encantado un arbusto de piedra un lecho de piedra
Una boca de piedra y ese brillo que a veces me rodea
Para explicarme en letra muerta las prolongaciones misteriosas de tus manos
que vuelven con el aspecto amenazante de un cuarto modesto con
una cortina roja que se abre ante el infierno
Las sábanas el cielo de la noche
El solo el aire la lluvia el viento
Sólo el viento que trae tu nombre

 

 

 

 

LA LEVE PISADA DEL DEMONIO NOCTURNO

 

En el gran contacto del olvido
A ciencia cierta muerto
Tratando de robarte a la realidad
Al ensordecedor rumor de lo real
Levanto una estatua de fango purísimo
De barro de mi sangre
De sombra lúcida de hambre intacto
De jadear interminable
Y te levantas como un astro desconocido
Con tu cabellera de centellas negras
Con tu cuerpo rabioso e indomable
Con tu aliento de piedra húmeda
Con tu cabeza de cristal
Con tus orejas de adormidera
Con tus labios de fanal
Con tu lengua de helecho
Con tu saliva de fluido magnético
Con tus narices de ritmo
Con tus pies de lengua de fuego
Con tus piernas de millares de lágrimas petrificadas
Con tus ojos de asalto nocturno
Con tus dientes de tigre
Con tus venas de arco de violín
Con tus dedos de orquesta
Con tus uñas para abrir las entrañas del mundo
Y vaticinar la pérdida del mundo
En las entrañas del alba
Con tus axilas de bosque tibio
Bajo la lluvia de tu sangre
Con tus labios elásticos de planta carnívora
Con tu sombra que intercepta el ruido
Demonio nocturno
Así te levantas para siempre
Pisoteando el mundo que te ignora
Y que ama sin saber tu nombre
Y que gime tras el olor de tu paso
De fuego de azufre de aire de tempestad
De catástrofe intangible y que merma cada día
Esa porción en que se esconden los designios nefastos y la sospe
cha que
tuerce la boca del tigre que en las mañanas escupe para hacer el día

 

 

 

 

EL FUEGO Y LA POESÍA

En el agua dorada el sol quemante refleja la mano del cenit.

 

I


Amo el amor
El martes y no el miércoles
Amo el amor de los estados desunidos
El amor de unos doscientos cincuenta años
Bajo la influencia nociva del judaísmo sobre la vida monástica
De las aves de azúcar de heno de hielo de alumbre o de bolsillo
Amo el amor de faz sangrienta con dos inmensas puertas al vacío
El amor como apareció en doscientas cincuenta entregas durante
cinco años
El amor de economía quebrantada
Como el país más expansionista
Sobre millares de seres desnudos tratados como bestias
Para adoptar esas sencillas armas del amor
Donde el crimen pernocta y bebe el agua clara
De la sangre más caliente del día

 

II


Amo el amor de ramaje denso
Salvaje al igual de una medusa
El amor-hecatombe
Esfera diurna en que la primavera total
Se columpia derramando sangre
El amor de anillos de lluvia
De rocas transparentes
De montañas que vuelan y se esfuman
Y se convierten en minúsculos guijarros
El amor como una puñalada
Como un naufragio
La pérdida total del habla del aliento
El reino de la sombra espesa
Con los ojos salientes y asesinos
La saliva larguísima
La rabia de perderse
El frenético despertar en medio de la noche
Bajo la tempestad que nos desnuda
Y el rayo lejano transformando los árboles
En leños de cabellos que pronuncian tu nombre
Los días y las horas de desnudez eterna

 

III


Amo la rabia de perderte
Tu ausencia en el caballo de los días
Tu sombra y la idea de tu sombra
Que se recorta sobre un campo de agua
Tus ojos de cernícalo en las manos del tiempo
Que me deshace y te recrea
El tiempo que amanece dejándome más solo
Al salir de mi sueño que un animal antediluviano perdido en la
sombra de los
días
Como una bestia desdentada que persigue su presa
Como el milano sobre el cielo evolucionando con una precisión
de relojería
Te veo en una selva fragorosa y yo cerniéndome sobre ti
Con una fatalidad de bomba de dinamita
Repartiéndome tus venas y bebiendo tu sangre
Luchando con el día lacerando el alba
Zafando el cuerpo de la muerte
Y al fin es mío el tiempo
Y la noche me alcanza
Y el sueño que me anula te devora
Y puedo asimilarte como un fruto maduro
Como una piedra sobre una isla que se hunde

 

IV


El agua lenta el camino lento los accidentes lentos
Una caída suspendida en el aire el viento lento
El paso lento del tiempo lento
La noche no termina y el amor se hace lento
Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces
La cabeza cae los brazos se levantan
El cielo de la cama la sombra cae lenta
Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento
En el abismo
Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado
Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros
Ahora sería fácil destrozarnos lentamente
Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente
Tu cabeza gira tus piernas me envuelven
Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos
Tus piernas desnudas
En el ángulo preciso
El olor de tus piernas
La lentitud de percepción
El alcohol lentamente me levanta
El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde
Hará crecer tu sombra
Mesándome el cabello lentamente subo
Hasta tus labios de bestia

 

V


Verte los días el agua lenta
Una cabellera la arena de oro
Un volcán regresa a su origen
Verte si cuento las horas
La espalda del tiempo divinamente llagada
Un ánfora desnuda hiende el agua
El rocío guarda tu cuerpo
En lo recóndito de una montaña mágica
Cubierta de zapatos de muñeca y de tarjetas de visita de los dioses
Armodio Nerón Calígula Agripina Luis II de Baviera
Antonio Cretina César
Tu nombre aparece intermitente
Sobre un inmenso ombligo de panadería
A veces ocupa el horizonte
A veces puebla el cielo en forma de minúsculas abejas
Siempre pudo leerlo en todas direcciones
Cuando se agranda y se complica de todas las palabras que lo siguen
O cuando no e sino un enorme pedazo de lumbre
O el paso furtivo de las bestias del bosque
O una araña que se descuelga lentamente sobre mi cabeza
O el alfabeto enfurecido

 

VI


El agua lenta las variaciones mínimas lentas
El rostro leve lento
El suspiro cortado leve
Los guijarros minúsculos
Los montes imperceptibles
El agua cayendo lenta
Sobre el mundo
Junto a tu reino calcinante
Tras los muros el espacio
Y nada más el gran espacio navegable
El cuarto sube y baja
Las olas no hacen nada
El perro ve la casa
Los lobos se retiran
El alba acecha para asestarnos su gran golpe
Ciegos dormidos
Un árbol ha crecido
En vano cierro las ventanas
Miro la luna
El viento no ha cesado de llamar a mi puerta
La vida oscura empieza

 

 

 

 

LA VIDA ESCANDALOSA DE CÉSAR MORO

 

Dispérsame en la lluvia o en la humareda de las torrentes que pasan
Al margen de la noche en que nos vemos tras el correr de nubes
Que se muestran a los ojos de los amantes que salen
De sus poderosos castillos de torres de sangre y de hielo
Teñir el hielo rasgar el salto de tardíos regresos

Mi amigo el rey me acerca al lado de su tumba real y real
Donde Wagner hace la guardia a la puerta con la fidelidad
Del can royendo el hueso de la gloria
Mientras lluvias intermitentes y divinamente funestas
Corroen el peinado de tranvía aéreo de los hipocampos relapsos
Y homicidas transitando la terraza sublime de las pariciones
En el bosque solemne carnívoro y bituminoso
Donde los raros pasantes se embriagan los ojos abiertos
Debajo de grandes catapultas y cabezas elefantinas de carneros
Suspendidos según el gusto de Babilonia o del Transtévere
El río que corona tu aparición terrestre saliendo de madre
Se precipita furioso como un rayo sobre los vestigios del día
Falaz hacinamiento de medallas de esponjas de arcabuces
Un toro alado de significativa alegría muerde el seno o cúpula
De un templo que emerge en la luz afrentosa del día en medio
de las ramas
podridas y leves de la hecatombe forestal

Dispérsame en el vuelo de los caballos migratorios
En el aluvión de escorias coronando el volcán longevo del día
En la visión aterradora que persigue al hombre al acercarse la
hora entre
todas pasmosa del mediodía
Cuando las bailarinas hirvientes están a punto de ser decapitadas
Y el hombre palidece en la sospecha pavorosa de la aparición de
finitiva
trayendo entre los dientes el oráculo legible como
sigue:

Una navaja sobre un caldero atraviesa un cepillo de cerdas de dimen-
sión ultrasensible; a la proximidad del día las cerdas se alargan hasta
tocar el crepúsculo; cuando la noche se acerca las cerdas se trans-
forman en una lechería de apariencia modesta y campesina. Sobre la
navaja vuela un halcón devorando un enigma en forma de condensa-
ción de vapor; a veces es un cesto colmado de ojos de animales y de
cartas de amor llenas con una sola letra; otras veces un perro
laborioso devora una cabaña iluminada por dentro. La obscuridad
envolvente puede interpretarse como una ausencia de pensamiento
provocada por la proximidad invisible de un estanque subterráneo
habitado por tortugas de primera magnitud.

El viento se levanta sobre la tumba real
Luis II de Baviera despierta entre los escombros del mundo
Y sale a visitarme trayendo a través del bosque circundante
Un tigre moribundo
Los árboles vuelan a ser semillas y el bosque desaparece
Y se cubre de niebla rastrera
Miríadas de insectos ahora en libertad ensordecen el aire
Al paso de los dos más hermosos tigres del mundo

 

 

 

 

VARIOS LEONES AL CREPÚSCULO LAMEN LA CORTEZA
RUGOSA DE LA TORTUGA ECUESTRE

 

En la desaparición de los malgaches
en la desaparición de los mandarines de tela metálica fresca
en la construcción de granjas-modelo para gallinas elefantinas
en el renacimiento de la sospecha de una columna abierta al
mediodía

en el agua telefónica con alambres de naranja y de entrepierna
en el alvéolo sordo y ciego con canastas de fruta y pirámides encinta gruesas
como alfileres de cabeza negra
en la sombra rápida de un halcón de antaño perdido en los pliegues fríos bajo
un pálido sol de salamandras de alguna tapicería fúnebre
en el rincón más hermético de una superficie accidentada como el rostro de la
luna
en la espuma de la rabia del sol anochecido en el beso negro de la histeria
en el lenguaje de albor de los idiotas o en el vuelo impecable de una ostra
desplazándose de su palacio de invierno a su palacio de verano
entre colchones de algas ninfómanas y corales demente-precoces y peces
libres como el viento empecinado golpeando mi cabeza nictálope
en el crepúsculo para familias retiradas al estercolero o en gallinas
endemoniadas
en un ojo de avestruz de trapo sangriento coronada de humo de cabelleras de
momias reales evaporantes infanticidas
en la sonrisa afrentosa de un lagarto destripado al sol
a las doce del día
bajo un árbol
sobre un techo
a oscuras
en la cama
a mil pies bajo el mar
sobre la almohada húmeda de lluvia en el bosque desnudo
como un espectro de perro de familia dinástica violenta y salitrosa
como soplo de elefante sobre un muro de piedra fina
en el empobrecimiento progresivo y luminoso de un tigre que se vuelve
translúcido sobre el cuerpo de una mujer desnuda
una mujer desnuda hasta la cintura
un hombre y un niño desnudos varios guijarros desnudos bajo el frío de la
noche
una azotea a todo sol
unos despojos de aves de corral un baño y su bañadera rota por el rayo
un caballo acostado sobre un altar de ónix con incrustaciones de piel humana
una cabellera desnuda flameante en la noche al mediodía en el sitio en que
invariablemente escupo cuando se aproxima el Angelus

 

 

 

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